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viernes, 13 de mayo de 2011

Tiene un nombre.

Como cada día tocaba la sirena. Que desagradable sonido el que nos hacía terminar un duro día para encontrarte con la más bella mirada de todas. Su mirada.
Hacía tiempo que no tenía algo tan cerca pero a la vez tan lejos. Quizá era el destino pero hace tiempo que ya no creo en él. Solo creía en esa hora, ese momento, ese lugar...
Un simple beso en cada mejilla y comenzábamos a andar cuesta abajo, hacía casa.Sí, ese lugar donde me encerraba durante toda una tarde para ''estudiar'' y hacer algo por el bien común de esta humanidad. Pero eso ya era rutina.
 Una conversación de miles de las que no olvidaría, miradas que serían irrepetibles y abrazos únicos.
Ese día fue especial. Al llegar a esa calle, esa esquina de una casa con ladrillos rojos y algunas flores por su fachada siempre estaba triste. Con ganas de no irme nunca y con ganas de besarle hasta dejarle sin la más mínima respiración. Hasta sentir que su corazón era mio y viceversa.
En esa calle, ese día, a esa hora en concreto...Me abrazó y me susurró al oído una frase que nunca sacaré de mi cabeza: ''Abrázame fuerte'' dijo. Y así fue. No quería dejarlo ir pero sin saber cómo, su cuerpo y el mio se separaron sin más.Quizá fue el destino...
Pero eso es algo en lo que ya no creo.