Odio cada una de las sonrisas que lanzas al aire, sin destino, sin
dueño. Odio cada mirada de odio que me acecha por acariciar tu cuerpo. Odio
cada vez que tus manos acarician mis piernas, mis muslos, mi vientre, mi
sonrisa sin querer. Odio cada vez que mis manos envuelven tu cuerpo. Odio mis
uñas en tu piel, rasgándote una y otra vez. Odio cuando llegas y me abrazas y
me estrujas. Odio cada vez que te beso en la frente o mejilla y tu aroma se
queda en mi nariz. Odio cada vez que tomo tu mano y la agarro con fuerza. Odio
cuando tus dedos se entrelazan con los míos. Odio que eso no sea siempre así. Odio
cuando te tumbas en mi coche y te haces dormir. Odio mirarte como lo hago. Odio
desearte tanto. Odio las bibliotecas. Odio los cuartos de baño. Odio odiarlos.
Odio no poder disfrutarlos contigo. Odio que seamos tan iguales. Odio cada una
de las palabras que te callas. Odio tantas ganas acumuladas. Odio no tener
agallas. Odio infinito a mis entrañas. Odio cada una de las palabras que no
suelto. Odio no saber expresarme muchas veces. Odio expresarme demasiado otras
tantas. Odio querer morder tu cuello. Odio tus besos en el mío. Odio esta
situación. Odio al corazón. Odio sin razón. Odio, es la cuestión.